- Eres rocío en mis labios de desierto.
- Sabes a dulzura, la punta de tu lengua le habló a la mía, la hipnotizó con sus movimientos; me humedeció.
- Tú me sabes a nada y a todo.
- Me provocas y no estás aquí para quitarme o darme más ganas.
- Me sabes a triunfo, eres perdición y soy contigo, porque me estás hundiendo con tus palabras.
- Me encantan tus besos, soy completamente yo cuando te siento cerca.
- Estas últimas noches dormí abrazada a ti.
- He imaginado tus brazos vigilando mi sueño, cuidando mi cuerpo. Por la mañana quiero ver tus ojos dormidos, tu cuerpo descansando.
- Deberías estar aquí, conmigo, o yo allá, sobre ti.
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Acuerdo previo.
Entró al cuarto y dejó su maletín, se desajustó un poco si corbata. El traje era café, gastado, parecía de una serie televisiva de los sesentas. Se quitó el saco y lo dobló cuidadosamente, inspeccionó la habitación con la mirada y encontró una silla en donde lo colgó con tal calma que pareciera una novia manipulando su vestido de bodas, regresó por el maletín y lo abrió sobre la mesa maltrecha que acompañaba a la silla. Dio un suspiro; se subió las mangas y se resignó a esperar. Sigue leyendo
Verbal abuse?
Cuando pensé que había terminado el día, me llamó a su oficina.
Karen…
Ella era mayor que yo y creo que tenía novio, aunque estaba en una de esas relaciones inconstantes que nunca he entendido. Siempre accedíamos a tomarnos un café pero nunca poníamos fechas. Así era lo nuestro. Nos habíamos visto en la intimidad en más de una ocasión con prisa y pasión, pero creíamos que aquello había quedado resuelto, que ahora éramos amigos y que nunca volveríamos a coger. Tratamos de madurar nuestra relación a tópicos adultos. Hablábamos de arte, de libros, de música, pero ya no de nosotros aunque, curiosamente, para ella no era un secreto que me gustaba, cosa que siempre le dio risa porque le pareció una confesión muy infantil de mi parte.
Ella…
Minientrada
Ella me provoca deseos.
Ella me hace pensar que sus gestos son coqueteos.
Ella me desespera cuando no contesta mis atenciones. Sigue leyendo
Alexa…
Alexa… no recuerdo bien como la conocí. Creo que por unos amigos en común. Pero fue en el circuito de bares donde nos hicimos, pues, frecuentes. Desde que la vi algo llamó mi atención, sus ojos y sus grandes pechos que iban acorde con su ligeramente robusto cuerpo y su piel lechosa; quizá es poco romántico, pero, pensándolo bien, el romanticismo nunca tuvo lugar en lo nuestro.
Mónica (primera parte)
«te veo en la tarde. miau. monica.» decía el mensaje.
Mónica disfruta de los juegos, le gusta crear ambientes… a veces velas, música, luces. Siempre ha sido detallista. Es delgada pero su figura es muy femenina. su sonrisa esconde algo que sus ojos confiesan.
Arribo a su departamento y entro a la sala… no veo ambientación y me siento en el sillón a esperar. Escucho ruido pero no veo movimiento. «¿Mónica?» pregunto esperando respuesta. Escucho «Miau» y escucho sus tacones lentamente avanzar por el pasillo. Sigue leyendo
Sin contexto 2
La curva de tus pechos.
El color de tu piel.
La exposición de la foto.
El ángulo que me pertenece.
Mis manos que te ansían.
Tus ojos que me ven.
La distancia que nos separa.
La expectativa de tocarte.
La diferencia de nuestras edades.
Tus labios que me invitan.
El tiempo que se acaba.
El juego que nos envuelve.
Las ganas que remolinean.
El deseo que crece.
Nosotros que lo alimentamos.
Encuentro
La impaciencia se hacía notar con el dedo sobre la mesa golpeando al ritmo de la música dentro de aquel café. Revisaba la hora de su celular y la del reloj colgado en la pared cerca de la barra. Cuando se abrió la puerta del local, el corazón de Pita latió con fuerza y su cuello se estiraba cual vieja chismosa para revisar quién entraba. Falsa alarma, y cruzó la piernas buscando la mejor posición para recibir a una “vieja amiga”. Sigue leyendo
Tocador
Hay un espacio donde las deseadas entran y dejan el erotismo fuera, donde las cuerpos transitan con sus mejores galas, donde se exponen y se ajustan.
Dejan el deseo y la pasión afuera, colgado en la percha de la imaginación ajena porque adentro todo es trivialidad y funcionalidad hasta que se posan frente a sí mismas y en el reflejo ven lo que el que está afuera desea poseer. Sigue leyendo